Salmos para alejar malos vecinos y proteger tu hogar

Amado padre celestial, amado Dios. Vengo a ti, en señal de adoración, rendido a tus pies, rendido a tu voluntad para mi vida. Acudo a ti, porque el que habita a la sombra del Altísimo, morará bajo el cuidado del Omnipotente. Dice en tu palabra que caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra, más a mí no me tocará mal alguno. No me tocará ninguna mortandad que en medio del día destruya, ni saeta que vuele de noche. El enemigo anda como león rugiente buscando a quien devorar. Por eso, confío que ningún mal tocará mi morada.

Ninguna lengua viperina que se levante contra mí, ninguna murmuración, ninguna mentira. Todo plan que se esté orquestando en los aires en contra de mí, por parte de mis enemigos, quedará deshecho, en el nombre de Jesús. Dice en tu palabra que por un camino vendrán, y por siete serán dispersados, más a mí no llegará. Ninguna arma forjada que se levante contra mí, prosperará, lo dice en tu palabra. Por eso, queda desarticulada toda mentira en mi contra, toda mala intención.

Mis enemigos quedarán enmudecidos, confundidos, aturdidos, burlados. No sabrán qué les sucedió, ni qué les sobrevino, pero tu justicia está sobre mí. Aderezas mesa delante de mí y enfrente de mis enemigos, me verán comer un banquete, en el nombre de Jesús. Todo el que se haya burlado de mí, verá que tu diestra poderosa estuvo conmigo en todo momento. Quien se humilla en lo secreto, será exaltado en lo público. Y mis enemigos, verán que el Dios Altísimo está conmigo, está de mi lado, está a mi favor, me cuida y me ampara.

Gracias por tu favor e infinita misericordia para conmigo. Gracias por esa gracia única que me has otorgado. La luz que es Cristo en mí, molesta a la tiniebla, la enceguece. La confunde. A ti sea toda gloria y honra, por los siglos de los siglos. Amén.