Oración a la Divina Providencia para Casos Difíciles

Te pido, oh Divina Providencia de Dios, que intervengas en esta santa hora y en este santo momento. Con tu poder absoluto, desciende sobre cualquier problema imposible que estén atravesando mis hermanos en Cristo. Por esta razón, pido que intervengas, gran poder de Dios, con tu sabiduría, y puedas ayudar a resolver cualquier problema que parece imposible a la vista de los hombres.

Rey eterno que todo lo puedes, resuelve cualquier caso imposible que esté presente en nuestras vidas hoy. Amado Salvador, sanador, protector, hermano y amigo, lo eres todo para nosotros. Por ello, danos más fe y así creer que todo lo podrás; reconocemos que Tú eres el único Salvador de este universo. Para Ti no hay ni enfermedad ni situación que no puedas manejar, porque para Ti no hay gigantes.

Te pido que quites todo espíritu de temor de entre nosotros, y podamos tener la plena convicción en Ti de que Tú llevarás nuestras cargas y nos mostrarás una salida, Providencia Divina. Te confieso como mi único Señor y Salvador, y por esa razón te pido por todas aquellas almas perdidas que ya no pueden más con sus situaciones y les rodean la muerte y la miseria. Que a todos ellos los alcance tu misericordia y te puedan confesar también como su Salvador.

Santo y justo Dios, ayúdanos a que nada nos haga temer, ya que Tu tiempo es perfecto. También sabemos que Tu justicia no tardará, Jehová. Tú actuarás misericordioso, Señor, y darás aliento a los que esperan en Ti. Tienes la última palabra ante cualquier tempestad y puedes cambiar todo en un abrir y cerrar de ojos, mi Santo Señor.

Rodeanos de tu gran bondad, Señor, escucha esta súplica, para que no te aires contra tus hijos. Padre adorado, infinito es tu amor por siempre; no me abandones en estos momentos y no apartes de tu mano a mis hermanos y a todo aquel que en Ti conserva la última esperanza. Por lo tanto, no tomes en cuenta nuestras rebeliones, porque deseamos de corazón acercarnos a Ti mucho más que el ayer que pasó.

Que la sangre poderosa de tu hijo amado Jesús nos limpie de toda maldad, y que podamos ser dignos hijos tuyos, mi Dios. Después de todo, Señor, reconocemos tu grandeza y poder; a Ti sea la gloria y la honra, amado Señor. Bendito seas por siempre, enséñanos a poder amarte mucho más. Amén.